En este ambiente, en el que todos usamos alguna máscara para poder entregarnos al deseo, muchos rostros vienen y van, así como muchos nombres cuyos rostros se tornan difusos al pasar el tiempo y convertirse en recuerdos.

Pero en raras ocasiones muchos nombres le pertenecen a una sola persona, como es el caso de Camila. Cuando la conocí se hacía llamar María Jose, después paso a ser MariJo para después convertirse en Laura Ramírez, que fue el nombre que usaba cuando cuadramos nuestra cita.

Como toda historia en donde la lujuria es la protagonista, me hospedé en el hotel V, tomé una ducha y esperé a que llegara la dama que sería mi cómplice para saciar mis deseos pecaminosos.

Tocaron a la puerta, y se presenta en la entrada de la habitación con ropa muy sobria, pero lo suficiente justa para dejar lucir su figura, cabe mencionar que gran parte de ella tanto facial y en el cuerpo ya pasaron por retoques en el quirófano.

Entra y me pide su regalo, el cual le doy en efectivo, después de este paso protocolario procede a poner Reggaeton y empieza a ponerse un poco ansiosa, pasó un rato y no lo logro contener el deseo, y sacó un poco de "polvo de hada" para poder volar, me incomodó un poco esto, pero no le hice comentario al respecto.

Después de eso me pide que me empiece a quitar la ropa y ella procede a hacer lo mismo rápidamente, una vez que ambos vestimos como Adán y Eva , rápidamente toma un preservativo y empieza a hacerme un oral que fue muy "estándar" nada memorable, estuvo así un rato y al poco tiempo me pregunta si quería que se subiera, a lo cual asentí.

Después de usar el polvo que la transformaría en campanita, en todo momento la sentí un poco ida, ella estaba encima de mí, pero casi no hacía contacto visual , la puse de misionero para tratar de cambiar la situación, pero la sentía ida, como estar con una muñeca en algunos lapsos, así estuve un rato hasta poder terminar.

Tomamos un break y empezamos a hablar un poco, en este momento se abrió un poco, y aproveché para empezar con el segundo asalto, con la idea en mi cabeza que esta vez podría ser algo más natural, pero se volvió a repetir la experiencia del primer asalto.

Terminé nuevamente, tomó su teléfono pidió su transporte y terminó el encuentro.

Definitivamente es una chica atractiva, y el servicio podría decir que cubre el estándar de lo que se suele encontrar últimamente, pero no sentí la bella mentira que las más diestras en este arte hacen experimentar a los que nos entregamos al deseo.

Candy Rank

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Un servicio x, insípido e intrascendente; aunque con su belleza compensa un poco. Como el buen Ben, el reseñador, dice: De las chicas que contratas cuando no aguantas las ganas y todas las buenas están ocupadas.

#VolandoAlto